Desdóblame tu amor,
a ver si cabe el mío.
Con todo su dolor
y su fuerza y su brío.
Pues yo busco un amor
para mi amor.
Mas no me des corriente,
yo quiero el manantial.
Y no me des capullo,
quiero todo el rosal.
Y no traigas tibieza,
que yo busco una hoguera
donde se quemen juntos
los besos, las quimeras.
Pues yo busco un amor
para mi amor.
Pero con alas y con vuelo,
con sueños, con antojos.
Con un color azul
como mi cielo.
Y una imagen de luz
como mis ojos.
Cuando te me das en besos,
son cual pequeños jirones
porque yo quiero unos labios
con amor a borbotones.
Con los brotes encendidos,
con fuerza de marejada.
Como un lucero escondido
en medio de la alborada.
Yo quiero un amor con besos,
con dolor y con martirio.
Con rojo de los claveles
y blancura de los lirios.
Pues yo busco un amor
para mi amor.
Con dulzura y rebeldía,
con penumbra de la noche
y ardores del mediodía.
Con estrellas salpicadas
con la humedad de mi llanto.
Con caricias, con palabras,
con plegarias y con canto.
Yo prefiero un amor
de brasa hirviente,
pasión embravecida
que aprisione las alas
de mi mente.
Y consuma las ansias de mi vida.
Que se despeñe loco
por la roca.
Y el eco de su voz
lo lleve el viento.
Y no encuentre el amor
más que en mi boca.
Y no encuentre la paz
más que en mi aliento
Y así…
Mi tierna comprensión,
mi dulce calma,
mi forma de velar
por cada herida,
me harán rayo de luz
sobre tu alma y milagro de amor
sobre tu vida.
Mas yo que conozco este amor
y vivo de tu presencia,
te suplico por favor,
que lleno de transparencia,
me dejes asomarme a tu interior.
Que me desdobles tu amor,
para ver si cabe el mío.
Con este inmenso dolor
y esta fuerza…
¡y este brío!
Pues nunca tendré reposo
y nada tendrá valor,
¡si mi corazón no encuentra
un amor para mi amor!
Autor: Zenaida Bacardí de Argamasilla
